Nada es lo que parece


No vamos a escribir sobre el arte del engaño porque existen miles de técnicas utilizables para engañar a las personas, pero lo que sí queremos es escribir sobre educación al usuario en la red.

Sin embargo, hay que decir que la ingeniería social no es propia  o única del ámbito cibernético; por el contrario existe desde tiempos inmemoriales , solo que las interacciones a través de los medios digitales favorecen el escenario para el engaño cuando no se está en alerta.

Muchas son las definiciones que se leen por el mundo informático, pero todas tienen un núcleo básico: trampas, mentira, engaño, bajo el conocido principio de que el usuario es el eslabón más débil de la cadena.

Así, la ingeniería   social es la puerta que se abre por la mano del usuario-víctima, ya sea por un simple clic,  por  relaciones de aparente confianza, o incluso por descuido; donde es la víctima quien proporciona información. No son pocas las fuentes que señalan a la “manipulación psicológica”  o persuasión como la mejor herramienta en esto del arte de engañar.

Kevin Mitnick, llegó a decir que es más simple engañar a alguien para que facilite su contraseña que hacer el esfuerzo de hackearlo.  Por otra parte, Mitnick, anotaba algunas características comunes aplicables  las personas:

“-Todos queremos ayudar.
-Siempre, el primer movimiento hacia el otro, es de confianza.
-Evitamos decir NO.
-A todos nos gusta que nos digan cosas gratas.”

 

Por este tipo de debilidad en la persona, hay que concienciar, hay que educar en la vida digital. El engaño es el arma más poderosa que poseen los cibercriminales y, a veces, es mucho más sencillo «camelar» a alguien, que intentar romper la seguridad de los sistemas.

En la red, no se puede saber si la persona es legítima, si es quien dice ser. No importa que mande fotos (pueden ser robadas de otra persona), tampoco importa que conozca cosas sobre tu vida y sobre tí y… ¿Sabes por qué? Porque esa información ya la ha obtenido en la red, o engañando a alguien de tu entorno, o engañándote a tí mismo sin que te des cuenta. NO hay que confiar en nadie en la red. Incluso han podido suplantar la identidad de un amigo, familiar, etc. tuyo y aunque ese usuario (real) es legítimo, es tu amigo, puede que el que en ese mismo instante no sea  tu amigo y deje de ser legítimo.

Hay que abrir los ojos, estar alerta, poner los 5 sentidos porque cualquier descuido sería letal para tu privacidad.

Sería muy complicado cambiar tu nombre, cambiar tu domicilio, cambiar tus apellidos, cambiar tus tajertas y tu banco. Sería imposible cambiar tu DNI y tu número de la seguridad social. Cuando estos datos acaban en el mercado negro, tu información está a merced de todo el mundo. No piques, piensa dos veces si abrir esa foto es cuestión de vida o muerte. Piensa dos veces si no pulsar ese enlace va a hacer que tus amigos te den de lado.

Puede ser que ni abrir esa foto, ni pulsar ese enlace, ni ver ese vídeo te salven de más de un apuro, y ya no solo a ti, si no a quien te rodea.

 

Porque cuando tu información se escapa de tu control, pasa a ser control de otro u otros muchos.

En el mercado negro, las reglas del juego son muy distintas y eso, contando de que las haya.

 

Pasen un buen día.


Feliz semana.