«Bájatelo, es gratis»:
Existen miles de apps en los markets de iOS, Android, WP… Gratuitas, que utilizamos a diario y sin algunas incluso «no podríamos vivir». Si no tienes WhatsApp estás perdido, se acabó la vida social porque si no es por ese medio, no es por ninguno.
Si no tienes Facebook no te enterarás de los cotilleos de tus amigos, vecinos, etc.
¿Alguien se ha parado a leer los permisos que solicitan las aplicaciones cuando la descargas? Pocos, prácticamente nadie porque total, es gratis.
Las aplicaciones son gratis si hablamos de economía, no cuestan un sólo €. Pero si hablamos de privacidad no son baratas, ni incluso gratis. Son muy caras, excesivamente caras.
Las aplicaciones son económicamente gratis gracias a ti. Gracias a tus datos. Gracias a que cuando pulsas “Descargar” estás vendiendo tu alma al diablo. Cuando instalas cualquier aplicación está pidiéndote acceder prácticamente a cualquier parte de tu teléfono. ¿Para qué quiere una aplicación de retoque fotográfico utilizar el ID de llamada de tú teléfono? ¿Para qué quiere un juego que has descargado permisos para leer mensajes de texto? Constantemente las aplicaciones están enviando información a servidores repartidos por el mundo, de los cuales luego hay empresas que compran esa información para bombardearte con publicidad. Esto en el mejor de los casos, porque si esa información acaba en manos de ciberdelincuentes, la aplicación gratuita que has bajado y que recopila información tuya está haciendo que ciberdelincuentes sin escrúpulos consigan dinero vendiéndola en el mercado negro.
No es oro todo lo que reluce, así que la próxima vez que quieras descargar alguna aplicación piénsalo, lee los permisos que “necesita” para funcionar y decide si una aplicación de recetas de cocina, por poner un ejemplo, necesita saber tu listín telefónico, tus mensajes de texto y acceder al ID de llamada.
Las aplicaciones “milagrosas” no existen, que quede claro. Con un simple click no vas a conseguir la contraseña de Facebook de tu novi@/amig@/hij@.
Los markets no oficiales de aplicaciones son una mina de ciberdelincuentes, pululan a sus anchas ahí porque no existe el control que pueda poner Apple, Google, Microsoft… Sobre sus mercados. Ojo también con lo que descargas de ahí…
Dejando de lado los Smartphone y hablando de ordenadores de sobremesa, las aplicaciones “piratas” no suelen ser caldo de buen cultivo. Cuando una aplicación ha sido crackeada para que sea “gratis” esconde en su código de programación líneas que no son legítimas y, por tanto, la aplicación puede estar haciendo (sin que te enteres) envíos de toda tu información a servidores por todo el mundo.
Si no quieres pagar por las aplicaciones o no puedes pagarlas, apuesta por Software libre, por tu seguridad y por tu privacidad; En definitiva, por tu bien y por el bien de quien te rodea.